miércoles, 27 de junio de 2012

Dicen que todo es para mejor...

Cuenta la historia que un día el hombre bicentenario, quería no pasar los cien años y le dijo entonces al hombre, que le cortara las manos.
Sin manos no tengo utilidad, seré más importante para el creador, me querrá más, tendrá que preocuparse más de mí.


Despertóse entonces el hombre y vio sus brazos sin manos. La ciencia susurró a su oído un efímero e hipócrita "de nada". Ante la sorpresa de no tener manos agradeció ese pequeño trazo de inutilidad obtenida.


"Ahora soy más humano", dijo entonces nuestro amigo. "Soy menos productivo para la sociedad, más humano, más desechable".
... El aún era de acero. la ciencia de carne y hueso.


... Vio pasar al resto del mundo sin notar la ausencia de sus extremidades y observó que todo seguía su curso y él, aún de metal, era insignificante para El Hombre Creador.


Pensó antes de morir que él no era el deshumanizado... El Creador nunca tuvo sentimientos.
Después de todo; ¿Quién puede asesinar lo que te costó tanto crear criar?, pero bueno, ¿que sabe un androide de sentimientos?.




Con o sin manos, el no era humano, fué entonces desvanecido... ¿Mejor desechar a lidiar con algo que nosotros mismos creamos? dijo el hombre a la máquina.
El metal se sintió a gusto, era prescindible y desechado por la misma mano que un día lo crió. Tenía miedo, pero sonrió, cerró sus ojos y no funcionó más... era simplemente un objeto, un pedazo de material hecho para servir.


Era animal.

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