miércoles, 24 de agosto de 2022

Ramón Segundo Aleuy Azocar

Ya son cincuenta y cinco días sin verte...
Sin escuchar tu risa, tu voz calma y tus consejos, que hoy, no sabes cuánta falta me hacen.

Te cuento, que desde el 3 de agosto, oficialmente, tus bisnietos y yo, llevamos tu apellido. Costó, pero se pudo... Solo desearía que estuvieses aquí para verlo, pero aún desconociendo el lugar en que estás, te siento cerca, con tus dientes separados, tu dulce mirada, y ese cariño que siempre nos hiciste sentir.

Tata, pierde cuidado, que tu amada Toyita se encuentra bien, te extraña mares, imagino que más que todos aquellos para los que fuiste más que un tío, jefe o conocido.

Calaste hondo en muchas generaciones, y no queda más que agradecerte todos los cuidados y la dedicación con que guiaste tu vida, y la de aquellos que tuvimos la dicha de compartir camino contigo.

Te cuento que será un año de cambios, cambios drásticos, pero necesarios para mi cabeza que hoy es caos.

Te extraño, te quiero, y espero que dónde sea que estés, guíes el camino de quienes quedamos acá, en cuerpo y con una pena que aunque sobrecoge el alma, tranquiliza. Ya no sufres, ya no hay dolor.

Salúdame a Don Luis si lo ves por ahí, y cuando a alguno de nosotros nos toque, espero con ansias volver a oír sus historias y experiencia.