viernes, 3 de enero de 2025

Irreversible.

Una cara en el trabajo, otro rostro ante tu fe.

Te levantas cada día, a jugar a la buena persona, pero dudas, temes y omites...
Omites esa incesante búsqueda de perfección que jamás lograrás alcanzar.

Te detienes.

Una pausa.
Inhalas.
Exhalas.
Buscas un sentido a todo esto que te olvide el sentir vacío.

... Pero no llega, no te sientes a gusto, en tu cabeza, desde que se formó memoria solo hay caos, discordia, pausa y luego más caos.

Pero ahora son otros los que dependen de ti.

Caes, te secas el sudor, te limpias la sangre y a seguir camino.

... Es la continua realidad del ser.

viernes, 13 de diciembre de 2024

Hastío


Tedio, indiferencia, aburrimiento, llámalo como quieras, pero nuevamente ésta asquerosa apatía domina mi cabeza, mis emociones, y mis estados de ánimo.

He obligado a mi cerebro a decir "sí, ésto es lo que quiero, todo está bien", cuando la realidad es otra, y día a día veo sesgadas mis emociones, mis sueños decaer, y todos aquellos anhelos condicionarlos a otra emoción que debo desviar entre nicotina y alcohol, para nublar con ello un poco el caos que hay en mi cabeza, en mi vida y últimamente incluso en esta displicencia afectiva que tengo hacia "lo nuestro".

Estoy cansado.
Estoy confundido.

Navego con el norte claro, sin tripulación, y con un capitán insano que tiempo atrás decidió a voluntad aceptar su propia locura y emprender camino por entre tormentas y tifones que dominan su sentir.

Y me toca descansar.
Veo mi reflejo y ya no me reconozco.
Otra cana, otro dolor temporal en el cuerpo.

Un día más de ocultar quién realmente soy... En este mundo indiferente hacia aquellos que trazamos camino pensando e interactuando distinto, no se nos permite pensar fuera de ésta caja.

Eres hombre, -te dices- omite todo aquello que te vuelve débil, mata a esa parte de ti que choca con el resto y te separa del grupo.

Porque sí.
Navegas solo, y aunque intentas entender al resto, no puedes sino admirar la facilidad banal que tienen los neurotipícos.

Caos.
Te domina.
Controla tu cabeza, y solo puedes navegar en calma, si ese lado voraz está correctamente taimado.

Y me pone a pensar... ¿Exististe alguna vez, o solo te idealicé por completo?

Ojos verdes, para la emoción, ojos pardos, para la violencia.
Ojos de humo, te dieron tesón.
Ojos de invierno, la más absoluta incertidumbre del "yo propio".
Piel de canela, trajiste constancia, la dicha absoluta, pero también la más voraz apatía e indiferencia.

... Esa indiferencia que hoy -aún- tiene a mi cabeza en vilo.

Si el hogar es donde está el corazón, ¿Por qué se derribó el edificio?.

... Pero entretanto huye, huye irreparable el tiempo, mientras demoramos cautivos por el amor hacia los detalles.

miércoles, 11 de diciembre de 2024

La confusa realidad del ser.

Sientes pasar el tiempo. Mismo lugar, pero han variado los personajes.

Retrocedes, y analizas todos aquellos pasos, que a capa y espada, te guiaron hacia donde estás hoy parado, y no puedes sino preguntar, ¿Lo estoy haciendo bien?, ¿Es ésto lo que quiero el resto de mi vida?.

Y ves, ves que ahora cargas en tu espalda el peso de tu presencia en la vida de otros, carne de tu carne, sangre de tu propia sangre, que crece, que sufre, que ves de a poco al mundo quebrar, someter, dominar y empezar de nuevo.
Y así, con el brío de la juventud reinante, ves levantarse, secarse las lágrimas, mirada en alto y a seguir este camino, solos, pero influenciados por aquellos quienes dejan vida tratando de educar y encausar la nuestra.

Naces salvaje, vives en caos, y mueres taimado.

... Somos una efímera brisa individual en este vendaval de colectiva vida.

jueves, 5 de septiembre de 2024

La inmensa soledad del ser.

Cuesta verse envejecer, cuesta autoretratarse y percatarse del paso del tiempo, y el óxido acumulado en tu propio cuerpo.

Cuesta la ausencia de los que se fueron, la presencia de aquellos que quedan, y la absoluta inmensidad reinante en los que aún somos y lamentamos a quienes ya no están, mientras vemos diluir la mente y el cuerpo de quienes nos anteceden.

Tantas voces, sonrisas, cuidados, cariños, enseñanzas y alimentos, no solo para el cuerpo, también del alma.

Cuestan las imágenes, cuestan los objetos que nos recuerdan a los que ya no están , pero sobretodo cuestan aquellos elementos que más duelen... Los recuerdos.

Cuesta también acostumbrarse a aquellos que por cosas del camino propio de la vida, deciden partir a otros rumbos. A ellos, con pena en el discurso, pero orgullosos de aquel brío que poseen, aventurarán sus pasos a la absoluta incertidumbre.

Cuesta encontrar tus fotos, y ver en aquellos recuerdos la imagen del joven indestructible qué pensaste ser,  inalterable e inquebrantable, pero el tiempo te recuerda que toda carne está destinada a pudrirse, a veces, en la más absoluta soledad, aunque te encuentres rodeado de gente.

Tempus fugit.

jueves, 20 de junio de 2024

Creí que había olvidado.

Pequeña limpieza de archivos en mis discos duros de respaldo, (esos encriptados), y aún no logro borrar de mi memoria esos pequeños recuerdos que luché tanto por olvidar.

Recuerdo aún el olor a hierro denso, pólvora negra y sulfuro. 
Cuatro fotos, del hombre que quise ser, y me percaté a tiempo, que no valía la pena el sacrificio en el cuerpo.

Que el dinero, por bueno que fuera, no valía los ataques de pánico, la adrenalina y la experiencia de otros, que aún más quebrados que yo, carecían de ese brillo y voluntad de vivir que caracteriza a aquellos que viven sin el incesante miedo a dejar de ser.

Dañé, pero sobreviví a aquel que pudieron hacerme otros...
A costas justamente, del bienestar de estos otros.

Las heridas quedan en la psiquis, casi ninguna en el cuerpo, pero supieron marcar a capa y espada mi actual personalidad y temple.

Que ya no esté con ustedes no quiere decir que los haya olvidado.


Ahora solo queda el recuerdo de esa foto digital en papel análogo para el recuerdo.

miércoles, 12 de junio de 2024

Gatica Benavides.

Hoy me enteré de tu partida, en junio 2023, a raíz de un accidente de tránsito, y en condiciones que aquellos que te conocimos, siempre te vimos, dedicado, brioso y altruista como pocas personas en esta tierra lo son.

Si tuviera que dedicar algunas palabras para describir el nivel de persona que eres (aunque ya no en este plano presente), diría que agradezco a la vida haber conocido a un hombre gallardo, a un hombre como pocos quedan en estos tiempos, amable, trabajador, esforzado a niveles casi casi sobrehumanos, con carácter, y una personalidad simplemente abrasadora.
Capaz de sentirte integrado y bienvenido, con solo hablarte de frente.

Si algo queda de consuelo, te tocó partir junto a los tuyos. Todos quiénes te conocimos sabemos cuánto amabas a ese hombre con el que emprendiste el rumbo.

Descansa, que donde sea que estés, ya no hay sufrimiento, y serás tú el que nos dé la bienvenida a donde fuere que lleguemos.

Adiós Luis Gonzalo Gatica Benavides.
Serás tremendamente extrañado.