lunes, 8 de diciembre de 2025

Ícaro.


Sabías que ibas a quemarte.
Y aún así decidiste seguir,
mirando directamente al sol,
olvidando que tú disfraz de plumas y cera,
no era suficiente preparación para mantenerte en vuelo.

Pedía, imposibles para una mente ausente,
y evitaba mirar directo al sol,
cuando sabía que me quemaría la retina, 
carbonizaría la carne,
destrozaría los tejidos,
y si aún quedaba cuerpo para dañar, 
respirar ese aire caliente, lentamente sofocaría los pulmones.

Creías saberlo todo,
minimizar el daño, sabiendo a lo que vas,
pero olvidas en un instante,
lo débil de la carne, lo frágil de la mente,
y lo ciego que puedes ser,
cuando al terco lo rodea ese calor abrazador del afecto corpóreo.

Y ahí vas, nuevamente Ícaro,
directo al sol.

Cerrarse.

No puedo correr con este peso en la espalda.

No puedo dejar todo de lado sin constantemente recordar el porqué de mi ausencia en cuerpo.

Me cansé.

Me cansé de mendigar afecto donde solo me exigen espacio.

Me cansé.

De aparentar, de omitirme,

me cansé de recordar mis sueños, mis memorias y mis anhelos rotos a la luz de la luna.

 

No supe ver lo que era simple a la vista.

No quise ver lo que era esencial ante los ojos.

 Te quise, con la inflamable intensidad con que un apego ansioso puede querer al otro.

 

Te quise, entre tus sombras, entre tu ausencia y tus carencias.

Apredí incluso a quererte también en tus silencios, y en tu indiferencia.

 

Mentiría, si dijera que no me duele esta decisión, que no carcome hasta el más profundo nervio de mi mente, que no quisiera tocarte, besarte, y olvidar la última semana, que como lluvia anunciada, trajo un vendaval de emociones, que más regularmente que nunca, han sabido quebrar hasta la más ínfima de mis quimeras.

Mentiría también si no admitiera que bastante valor tienen mis decisiones, cuando exteriorizo todo, y explico en carne y cuerpo, las palabras que mi voz esconde.

Sé que se vienen días oscuros, días de pérdida y desencanto,

días de lágrimas, y ganas de cesar el ser.

 

 

Pero es ahora, bajo la necesidad de minimizar el trauma, en que me veo obligado a cambiar mis formas, mis procesos psicológicos y métodos de ensayo y error.

Trece años, tres hijos.
Trece años, dónde solo suprimí mi ser, y en el proceso, olvidé quien realmente soy.

Digno de afecto, merecedor de banquetes, no de migajas emocionales.

 

Solo recuerda.

No soy un plato digno de servirse de nuevo.

Atravieso esa puerta, y te dejo tranquila, sola, evitativa, independiente de mi emocionalidad diaria.

Y es que me pregunto constantemente, 

¿Alguna vez me quisiste?
¿Fuí alguna vez suficiente?

¿Sentiste en alguna ocasión esa necesidad de estar conmigo?

¿O es que solo soy un concepto para tus ojos?

Solo soy una idea que alguna vez se plasmó en carne.

¿Fuí acaso para tí, algo más que un objeto?

¿Fuí alguna vez sujeto ante tus ojos?

 

Y acá sigo, quebrando mi cabeza, desvenando mi corazón, y recibiendo lo que me acostumbraste a recibir.

Migajas emocionales,

aquellas mismas que durante años me fueron suficiente, pero releyendo a mi anterior yo,

veo claramente que jamás han saciado el hambre.

El hambre sigue aquí.

Tu nunca quisiste saciarla.

Solo me queda creer que de alguna forma, fui importante para ti.

Espero haberlo sido...

Aunque no guardo el recuerdo de que me lo hayas demostrado.

domingo, 7 de diciembre de 2025

Yo. Soy yo.

Me niego,
a la entrega sin esperar nada a cambio.

Me niego, 
A negar la intensidad, la necesidad imperiosa de la carne, calor, afecto, y sobretodo, retribución.

Me niego, a las verdades a medias, a los miedos, las omisiones, la clandestinidad y aquel afecto de segunda mano, reutilizado, inerte, y carente de la necesidad biológica, inherente a la sangre caliente.

Me niego, a ocultarme, modificar, alterar mi conducta, y otorgar complacencia al otro, por modificar mis patrones, para uso y goce de aquel que no quiera en igualdad de condiciones y emociones.

Me acepto.
Intenso, fugaz, impetuoso y altivo.

Me niego entonces...
A ocupar mi tiempo, mi energía, respiración, sangre, sudor y lágrimas en aquella que no sepa ocupar sus afectos, responsabilidades afectivas y conciencia, en otorgarle a su contraparte miel.

No soy un objeto,
no soy condición de costumbre,
no soy inalterable al tiempo,
no soy, el que te dejará tranquilo,
ni soy tampoco el necio, que te esperará cien años, de brazos cruzados y negándole al destino, de la posibilidad de ser feliz con otra persona. 
Mi propia persona.
Yo.
Yo soy.
Soy mi propia solución.
Soy mi propio Dios.

sábado, 6 de diciembre de 2025

Tripulación, armar toboganes.

Suena: Pxndx - Tripulación, Armar Toboganes.

Lo peor está por venir. 
En el papel la decisión está tomada, y aunque cueste aceptarlo, lo único que diluyó al tiempo, es el amor de pareja.
Los cuidados, la necesidad de felicidad, y la constante búsqueda de tu bienestar, perseverará al tiempo, a los cuerpos y sobretodo a la muerte.

Y es que aunque el tiempo pase, prometo estar ahí para tí. Prometo cumplir esos sueños que tuvimos en común, solo que ahora, sin mi cuerpo presente en la foto.

Te quiero, te amo, pero honestidad mediante, ambos sabemos que nuestro legado sobrepasará al tiempo, y simplemente desvaneció lo que intentamos arreglar varias veces. 

Gracias por los recuerdos, el tiempo y esfuerzo, de permitirle a este ser humano, prolongar su información genética con la tuya.

miércoles, 3 de diciembre de 2025

¿Cómo olvido tu presencia?


Así, derepente, siento acelerar el pulso, presintiendo que algún acto canónico ha pasado en recientes momentos, y acá, te pierdo o te gano. Me pierdo o me gano, en una batalla donde soy el protagonista y el antagonista donde solo, y aferrado a un recuerdo, veo diluir anhelos entre los segundos del reloj. 

Y pienso, pienso en que todo podría salir bien, que todo es dulce miel sobre tu piel y no veneno, del que quiero consumir hasta la última gota.

Acá, ahora, hoy, te pierdo de forma inequívoca, o te gano sin ofrecer más a cambio que mi sinceridad, mientras esa fragilidad que carcome los huesos será la anatema al cuerpo, para éstos constantes vaivenes que siento.

¿Serán de otro tus recuerdos conmigo?
¿Podré gritarle al viento, lo injusto que ha sido?

Y deberé cerrar la boca, como que de aquello dependa la -poca- cordura que me queda. 
Sonreír nuevamente sin la voluntad de hacerlo, despertar, educar, y hacer como que no pasó nada. 

... O sucumbir en el intento.

martes, 2 de diciembre de 2025

Plasmar.

¿Quien soy? 
¿En qué momento normalicé abandonarme? 
¿Es el rostro, el reflejo del alma?
¿Cómo se lo tomarán los otros?
¿Tengo, la necesidad de estar, dejando de lado mis propias necesidades de realización?


Y me repito... Vendrán tiempos mejores -¿Pero cuándo?-.

lunes, 1 de diciembre de 2025

G/N/H.

Guillermo:

Fuiste el primero, de tres maravillosos seres que me hicieron volver a querer estar vivo.

El primero, de quién me recordó que existe un motivo, para mirar el mañana con optimismo, y ahora, ya siendo tú un adolescente, recuerdo con emoción los momentos primeros, en qué me enseñabas con momentos y palabras, que el afecto, y la presencia, son la moneda más importante, que no hay cantidad de dinero en la tierra, que te devuelva el tiempo perdido, y que mi vida realmente empecé a vivirla y disfrutarla, cuando tú pequeña mano tomaba la mía, y tú mera existencia a mi lado, me hacía sentir importante, necesario e inmortal. 

Varios meses pensé que no podría, perdón usando tomaste mi mano, todo error se fue 


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Noelia:

De ti he aprendido, que los planes, por mucho que los elabores, están sujetos al ensayo y error.

Fue tu diagnóstico, el que me permitió verme en el espejo, y decir "Oh, entiendo porque soy así". 

Es tu risa, el regalo de unos dioses antojadizos, que más que desidia, han sabido traerme calma, incertidumbre y alegría. No sabes cómo me identifico contigo, al ver tu cuerpo trazar camino por el mundo, imparable, implacable, y absolutamente instintiva.

Te amo porque me obligas a reinventar reacciones y métodos, y que nada de lo que conozcas, es fórmula estándar para la resolución del individuo.


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Helena, Kali, pequeña luz oscura, te veo crecer y no puedo sino agradecerte hacerme ver en este momento tan oscuro, que aún existen motivos para ofrecerle a mi cordura, unos minutos más de existencia.

Verte dormir me trae sentimientos de calma, pero tengo claro que la tormenta aunque será compleja, se que podrás sortear con la ayuda de tu hermano mayor y tú madre. Quiero, por sobre todas las cosas, recuerdes que no eres la sombra de nadie, eres luz por ti misma, y que aunque todo apunta a que no seré parte presenta 24/7 de tu crecimiento, voy a estar ahí, aunque al igual que con tus hermanos mayores, de ello dependa mi cordura. 

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Nada de esto es culpa de ustedes, pero me recordaron que con un dedo no se logra cubrir del sol.

domingo, 30 de noviembre de 2025

¿Cómo encapsular un momento?

Perderle el miedo a lo desconocido, 
dar el primer paso, romper el hielo, 
mirarte en la oscuridad, tocar tu cuello, 
agarrar tu cintura, quitar la ropa, besar tu vientre, tus pechos, y verse ahí, frente a frente, en la más absoluta fragilidad, dos cuerpos distantes, erráticos y temerosos, pierden el pudor juntos, con el mismo miedo que otorga la clandestinidad.

¿Y como me quito de encima tu ausencia?

¿Hoy como duermo sin saborear tu carne y aquella pulpa entre tus piernas?

Vida, dame la fuerza necesaria para procurar no perder la calma, y que entre tus uñas, tu tinta y tus aromas, persevere en mi la idea del yo.
Esa necesidad intrínseca de supervivencia digna de la reproducción de las células.

Y es que como humanos, somos sujetos de carne, mamíferos deseosos de afecto, cuidados, y como sabes... reciprocidad. 

¿Serán algún día del otro, los afectos recíprocos diluidos en alcohol?