y buscar quietud y calma a la desalegoría de la vida en que nos metimos.
Podría otorgarle crédito, a otras voces,
otras líneas de pensamiento,
otras brújulas morales,
otra respiración presente/ausente.
Pero creo que gran parte de mi capacidad actual de inacción,
se debe a que éstos, son los últimos bastiones, que libra mi propio cuerpo y cabeza a la ausencia en ser respecto de mis propias decisiones.
Y acá seguimos,
hablando en lenguas torcidas.
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