Casi te creí, entre sombras, malestares y respiración agitada.
Casi.
Casi fue mi sombra objeto de la tuya,
Mi cuerpo de tus dedos, y esa incesante necesidad de estar, casi fue deseo de perdurar mil años.
Lo di todo, lo doy todo, un aunque pasen los años, sigo viendo la ausencia de reciprocidad.
Dueles, dueles... pero intoxicas.
Y cuál humo sobre tu pelo, soy aún rehén de tus miradas, de tus ausencias, tus omisiones y sobretodo... Tu indiferencia.
¿Es demasiado pedir un poco de esfuerzo si el que todo lo dió soy yo?.
... Desvanecen afectos, cuando más que un apoyo, encuentras codependencia.