A veces, solo a veces, te extraño, tus flores al hombro y tu melena salvaje, pero debo ser realista, y si algo es necesario decirse, es que la verdad que me molesta tu ausencia.
Pero, sinceridad mediante, debo admitir que me vuelve bastante feliz, saberte plena y dichosa en tu solitaria isla.
La verdad es que te quiero, pero no de la misma forma infantil que te quise.