Ganas de perdernos, para nuevamente querernos sin pensar en nada ni nadie más que tus curvas, tus pliegues, tu cabello de medusa y tus flores al hombro.
Quién iba a pensar que de trece opciones, ibas a ser tú, aquella de efimeras semanas a quien mi cuerpo y vida más iban a extrañar.
Salúdame a las serpientes.