lunes, 23 de enero de 2017

Teresina Bassignana


Abuela
Abuelita
Terita...

Mentiría si dijera que a lo largo de estos quince años de ausencia, indiferente han sido para mi aquellos cuidados y cariños que recuerdo tan bien.

Las comidas elaboradas con tus propias manos, las conversaciones en la mesa de las cuáles no recuerdo a ciencia cierta el tópico.

La serenidad con la que lidiabas a ratos con nosotros... descendencia de tu descendencia llevando caos a tu vida.

... Aquellas navidades efímeras que pudimos compartir todos.
Recuerdo, te recuerdo tanto.

Te extraño tanto... Más es ahora, hoy, ante la necesidad de que conozcas estas palabras, estos afectos y estos sentires, en que no puedo más que agradecerte.

Agradecerte por la vida que generó mi vida, agradecerte por las personas, que devengaron de tú existencia, y que hoy componen el círculo de mis afectos, comprensiones, emociones y omisiones del que hoy, más latente que nunca se hacen sentir sangre entre mi sangre.


Tengo 28 años, estudio, trabajo, soy padre de familia, tengo problemas, tengo momentos gratos, y definitivamente también tengo algunos que me gustaría volver a vivir, de los cuáles tú presencia lidera definitivamente aquellas ideas.

Quisiera darte un abrazo, tomar tu mano, tocar imperinentemente el órgano de tu living, volver a lavarme las manos para saborear una vez más aquellas preparaciones que entre cariño, afecto e ingredientes selectos, lograban más que alimentar el cuerpo... alimentaban el alma.

Te extraño, te quiero y te extrañaré.
Y no puedo más que sentir un nudo en la garganta, mientras intento textualizar y plasmar entre estas líneas todos aquellos recuerdos que fueron y aquellos que no pudieron ser que se diluyen de tí.

Sí, es todo tan complicado.
Las líneas de los afectos, las emociones, las personas y las situaciones.
Que son sinceramente abuelita querida indescriptibles en el estado en que me imagino te encuentras,
pero sé, que dejas aquello que muchas personas solo sueñan... Personas, lugares, momentos y recuerdos.

Y bien dicen que los recuerdos componen a las personas, tú entonces, serás inmortal, pues de tu recuerdo, de tus palabras y de tus afectos algo puedo desprender... tesón, eso y cariño y devoción por lo que se pretende hacer.

Te agradezco entonces por las cosas, las personas, los momentos y la estabilidad.

Por aquellos que crean, puedo desprender solamente palabras al viento, pero si algo pudiera desprender de tu inminente partida -y creo que hablo por varios- es que te extrañaremos, te queremos y esperamos con vehemencia, que aquel día en que tengamos que llegar "a rendir cuentas", y posarnos sobre aquel llamado paraíso, salgas tú, con los brazos abiertos, con la mirada dulce, con tu cabello rizado, a recibirnos por el lugar.

Sin más remedio que crecer, sopesando todo como una eventualidad de la vida, te quiero, te extrañaré, y te deseo un buen viaje.















Nos veremos cuándo nos toque cruzar caminos nuevamente, y espero en aquel momento, darte el abrazo que hoy, por causa, situación y efecto, no puedo darte en persona.


Adiós Terita.
Adiós abuelita querida.






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Suena: Syringe - Emilie Autumn.

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