Y pienso, pienso en que todo podría salir bien, que todo es dulce miel sobre tu piel y no veneno, del que quiero consumir hasta la última gota.
Acá, ahora, hoy, te pierdo de forma inequívoca, o te gano sin ofrecer más a cambio que mi sinceridad, mientras esa fragilidad que carcome los huesos será la anatema al cuerpo, para éstos constantes vaivenes que siento.
¿Serán de otro tus recuerdos conmigo?
¿Podré gritarle al viento, lo injusto que ha sido?
Y deberé cerrar la boca, como que de aquello dependa la -poca- cordura que me queda.
Sonreír nuevamente sin la voluntad de hacerlo, despertar, educar, y hacer como que no pasó nada.
... O sucumbir en el intento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario