Es tan incómodo, mirarse a un espejo, limpiar el vapor con el brazo, y en un instante, evaluar cuan lejos has llegado. Aunque aún te sientas nada.
Y pasan...
Los personajes, las historias, las emociones, los colores, los aromas, temperaturas, y tu propia vida entre tus dedos.
Ves a otros, intentar arar en el agua, recuperándose con gotero, de esa tormenta que los hizo hacer agua.
Te sientas, digieres las noticias, e intentas infructuosamente, recuperar al otro perdido.
No puedes.
Lo quebraste, y con el quiebre, el otro recordó por urgencia, que cada uno salva su propia vida.
Pero del otro somos, cuando decidimos que el cuerpo, puede ser tan ajeno, como cercano a si mismo, uno decida permitirle cercanía.
Y sientes, un vendaval de sensaciones nuevas para ti.
...Deben ser las anfetaminas haciendo efecto.
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