Personas con las cuales conversar un café, sin forzar la burbuja social contingente al arbitrio general del "con quién estoy hablando ésto".
Careces de la voluntad para cambiar las cosas, porque de tu presencia y respiración dependen otros menores, que no tendrán mas fácil el camino, sobretodo si no estás ahí cuando lo guías.
Mientras, sigue pasando el tiempo, caen los cuerpos, desvanecen los afectos, cambian tus planes de vida, y bajo fuerza y necesidad, los personajes varían su rostro, sus actitudes y sobretodo presencia.
Cambian tus prioridades, y ahora, caminar sobre vidrio molido, de rodillas y bajo luna nueva se vuelve habitual a tu andar.
Ves ocaso, ves miseria, abandono y sobretodo orgullo inalterable y superfluo.
Piensas, ¿Cuántos de ellos me conocen?
¿Habrá sido confiable la versión de mí que les vendí esperando encajar?
Y te preguntas:
Cuando caigamos, ¿Seremos como dioses?.
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