lunes, 3 de octubre de 2011

Gusta

Tu cuerpo, tus formas, tu mirada.
Aquella forma en que te mojas los labios.
Esa manera que tienes de moverte el pelo hacia un lado cuando retozas tranquila en la cama.

Eres una bala.
Tibio plomo que cala profundo en mi vida.
Dulce sangre y tibio amor que siento entre delgados y coloridos mares cuando nuestros cuerpos rozan gustos, encantos, sudores y glorias.

¿Cuanto ha de durar el gozo?.
¿Ha de llegar eventualmente el calvario?.
¿Querrás ver conmigo un horizonte que nunca habremos de alcanzar?.

Te propongo.
Te propongo un viaje hacia un tiempo infinito, en que los momentos pasan tranquilos entre aquel camino amarillo que recorres con tus zapatitos rojos y aquellas nubes que a un ángel le cuesta volar.
Y ahí, entre las praderas en que circulan espantapájaros, leones y hombres de hojalata, y el cielo que solo han de surcar las aves, las almas y las criaturas celestiales, creemos nuestro propio Edén, digno solamente de ser poblado por Dorothies y Grigoris.

¿Hagamos de este nuestro Edén?.
Acepta y prometo hacerte volar entre las nubes, y caminar de la mano por tu camino amarillo, y así... finalmente poder decir.
No hay lugar como el hogar.
Por que aquel hogar estará entre los brazos del otro.

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