jueves, 10 de marzo de 2016

Ignominia.

Parte I

Fueron palabras, fueron momentos.
Rodeados de platos y un negro opaco como la noche más oscura.

Te dirigí palabra, indiqué que tu voz me sentía bella... pura.

Más no sabía cuanta desidia obtendría con el transcurso del tiempo...
te vi, te amé, te tuve y te contuve, fui prisionero de tus brazos, de tus emociones y de tus omisiones.

Aún hoy, más abrumado que estático, otorgo en tanta anomalía una plegaria para esta inamovilidad emocional en que me encuentro.

... ¡Cuánto daría por verte envuelta entre las sábanas, salvaje, pasional y desbocada!
Pero solo yo se cuanto te extraño.
... Y solo mi cuerpo sabe cuanto he aguantado entre omisiones y sexo sin sentimientos.


Más como dice el la canción:
"... y ahora que la evoco hundido en mi quebranto,
las lágrimas pensadas se niegan a brotar,
y no tengo el consuelo de poder llorar

... Yo sé que ahora vendrán caras extrañas 
con su limosna de alivio a mi tormento.

Todo es mentira, mentira es el lamento.
¡Hoy está solo mi corazón!"

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