sábado, 28 de abril de 2012

Un pequeño recuento

Por algún motivo que desconozco, siempre, al final de cada tramo entre cumpleaños y cumpleaños, me baja el ánimo y pongo en una balanza todo lo logrado entre mi último cumpleaños y el que será el próximo... al final siempre es dulce y agraz el cumplir años... llega un momento en la vida.

Pequeños no nos damos cuenta del pasar de los años, vivimos nuestros primeros años con poca preocupación por el resto del mundo y muchos de nosotros lo único que hacemos es convertirnos en pequeños e inconscientes adolescentes. Pedimos cosas. Buscamos satisfacción en lo material.
Un juguete que nos haga sentir superiores al resto.
Unos cuantos miles de pesos para decirles a nuestros símiles "yo soy mejor que tu". Porque claro, tenemos más cosas, pero no sabemos el verdadero peso material que tiene detrás de el cada producto que finalmente tenemos entre las manos...

Y así crecemos... inconscientes y desesperados por un nuevo producto, una nueva mercancía, un nuevo objeto de deseo... finalmente somos solo objetos del mercado.

Así es que entre cumpleaños y cumpleaños, llegamos a la adolescencia, aquel periodo en que nuestros deseos se empiezan a separar del que tienen nuestros cercanos para con nosotros.
Y empieza nuestra propia historia, llena de altibajos, inestabilidades, financieras, emocionales, afectivas, comunicativas. Nos convertimos en seres de complicación, llenos de odio, incomprensión y malos argumentos.

Pido, consumo.
Trabajo. Consumo.
Me calmo y vuelvo a consumir.

... seguiría escribiendo pero a ningún lado llegaría, estoy entre pensativo y defraudado conmigo mismo.

Un año más. Mas mierda que ver vendrá.

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