jueves, 10 de marzo de 2016

Ignominia.

Parte I

Fueron palabras, fueron momentos.
Rodeados de platos y un negro opaco como la noche más oscura.

Te dirigí palabra, indiqué que tu voz me sentía bella... pura.

Más no sabía cuanta desidia obtendría con el transcurso del tiempo...
te vi, te amé, te tuve y te contuve, fui prisionero de tus brazos, de tus emociones y de tus omisiones.

Aún hoy, más abrumado que estático, otorgo en tanta anomalía una plegaria para esta inamovilidad emocional en que me encuentro.

... ¡Cuánto daría por verte envuelta entre las sábanas, salvaje, pasional y desbocada!
Pero solo yo se cuanto te extraño.
... Y solo mi cuerpo sabe cuanto he aguantado entre omisiones y sexo sin sentimientos.


Más como dice el la canción:
"... y ahora que la evoco hundido en mi quebranto,
las lágrimas pensadas se niegan a brotar,
y no tengo el consuelo de poder llorar

... Yo sé que ahora vendrán caras extrañas 
con su limosna de alivio a mi tormento.

Todo es mentira, mentira es el lamento.
¡Hoy está solo mi corazón!"

miércoles, 9 de marzo de 2016

Still

Moveré consortes...
atravesaré mares...
cruzaré las nubes solo por estar contigo...
pero te diluyes entre mis dedos
como si de atrapar el aire se tratara la vida.

Hay un mundo sin ti,
¿Pero como vivirlo si lo que hoy consituye mi mundo lo forjamos juntos?

Quieto... frágil e incluso impertinentes mis caricias.
Sinceras, pero carentes de ese fulgor que requiere la cama...
esa pútrida cama que carcome las relaciones donde solo se espera afecto y comprensión.

La verdad es que ya no se que hacer...
siento que he agotado las ganas de seguir intentándolo...
y si... yo decido.

Soy yo quien otorga continuidad...
pero también soy yo el que provee aquella inseguridad que hace temblar tu esquema.

Me vuelves nervioso... inestable... de alguna manera.
Daniel se vuelve una persona sórdida.

Yo decido...
pero tu otorgas.

Y es aquella mente que alguna vez me encantó,
la que hoy perturba aquel instinto animal de la reproducción.

... Creo que debería invertir en algo más que desesperanza.
¿Pero como arreglar con oro aquella vasija si solo es estaño lo que tengo?








A ratos creo que debo volar...
más tengo clarísimo que si vuelo, también quiebro las alas de aquel pichón que necesita de mi guía para emprender vuelo.


Y si... a veces creo que las cosas serán disintas...
pero veo la poca voluntad, la falta de entereza,
la poca entrega en lo que a cama se refiere...
y me vuelvo a recordar por qué estoy donde sigo...
"hazlo por el" dice la razón.
Pero la batalla la ganó hace un tanto la lujuria.
Y nisiquiera es demasiada...
más sabe -por obstinación- que como dice el dicho.
"tanto va el cántaro al agua, que termina por romperse".

¿Más como quiebro un cántaro que nunca tuvo forma?
Te extraño, en mi cama. Desnuda y exaltada, tan mía como yo de tu cuerpo.

... Pero de golpe la vida te recuerda que finalmente gana la costumbre.
La costumbre de no sentir ganas...
Y mis ganas de sentirlas.

¿Existirá aquel cántaro que soporte aquella agua?
¿O simplemente deberé sucumbir a esta neutralidad?

<Escribe la angustia>